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LA LEY DE DAR Y RECIBIR
Vie Jul 08, 2016 7:56 pm por Kati B.
El dar y recibir es una ley universal, no es una opción de vida. Desde que nacemos estamos sujetos a ésta pues de no ser asi no subsistiríamos, fuimos hechos para recibir.
Cuando un bebé nace inmediatamente deberá comenzar a recibir alimento, atención y cuidado pues de otra forma morirá, sin embargo al proveérsele estas cosas sin ayudarle a ver cómo recibir …
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Cuando un bebé nace inmediatamente deberá comenzar a recibir alimento, atención y cuidado pues de otra forma morirá, sin embargo al proveérsele estas cosas sin ayudarle a ver cómo recibir …
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EL DAR Y RECIBIR.....PRIMER MENSAJE
Vie Jul 08, 2016 12:25 am por Kati B.
La Biblia, como libro escrito por hombres de gran discernimiento y sabiduría provenientes de una relación estrecha con nuestro Creador, nos muestra verdades universales que consideradas con cuidado, nos ayudan a comprender las fuerzas que rigen nuestra existencia y la de las diversas formas de vida que comparten nuestro planeta, asi como la manera de armonizar con ellas para nuestra felicidad …
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LA CONSTANTE BUSQUEDA DEL CONOCIMIENTO DEL CREADOR.
Dom Jul 03, 2016 11:53 am por Kati B.
Este nuevo Foro lleva la finalidad de recibir y compartir la sabiduria encerrada en los libros de la Biblia y que como tesoros escondidos esperan ser revelados a cada uno de nosotros para nuestro adelanto en la busqueda del sentido de nuestra vida dentro del plan de Dios para su creación humana.
Les invitamos de todo corazón a compartir sus pensamientos y sentimientos que serán de …
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Mi historia por JM.
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Mi historia por JM.
Un cierto día un escritor decidió publicar un libro que hablaba de la creación confrontándolo con lo que decía la ciencia sobre la evolución de las especies, al parecer pensaba su editor pudiera ser revolucionario, por lo mismo se publican hoy muchas ideas. Como era un editor importante el escritor había pensado poner su libro al mismo tiempo en varios países de este mundo globalizado a la vez. Para lo cual elegiría a diferentes personas del ámbito de la ciencia para su presentación, personas escogidas adecuadamente que evidenciarían interés por las nuevas ideas científicas propuestas pero sin proponerles ninguna línea editorial.
Cuando recibió el editor el reporte de todos los países en los cuales se había presentado el libro, comprobó como en uno de ellos un prominente neurocirujano, dejándose llevar por su entusiasmo no solo había cambiado la idea que defendía el libro sino que al parecer la omitía. Podéis imaginar que enfado cogió el editor y que pena el escritor. ¡En un solo país su libro no enseñaría el propósito para lo cual se hizo!
Es así como entiendo el regalo o la salvación que se nos da a todos por parte del Padre, la salvación por medio de la Fe, la vida eterna o la esperanza de una inmortalidad sobre la cual la muerte segunda no tiene dominio, una esperanza de ir al cielo. Algunos llevados por la confusión del momento ignoran lo que se les presenta delante. Tal vez igual que ese neurocirujano se dejan llevar. ¿Pero cómo pensáis que se sentiría alguien que con la mejor intención te hace un preciado regalo así y no lo tomas?
Es como el buen padre que decide hacer un regalo a la vez a su único hijo y al primo de su hijo. Se los pone delante, uno a su izquierda y el otro en su derecha, le dice su padre a su hijo escoge el de la derecha ya que es un premio o regalo mejor, pero su hijo llevado por el color del envoltorio decide el regalo de su izquierda. ¿No sentiría cierto pesar por su mala decisión? ¡No eligió el peor regalo sino que no escogió el mejor!
Cuando uno repara mediante la lectura bíblica en el viaje de Abrahán, un hombre que dejando una vida al parecer confortable y en seguridad, inició un viaje por la Fe por el cual se adentró en tierras extrañas viviendo y morando en el desierto sin saber a dónde iba, uno no puede pasar o al menos intentar ver el resultado del viaje personal propio, un viaje iniciático de la misma manera por la Fe ya que por su resultado al menos comprobaré por dónde voy y tal vez por gracia su final.
1. Mi inicio: ¡Conocer a Dios!
Cuando leo o me topo de bruces con textos como este:
Efe 1:5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad,
No pienso en la predestinación como algunos lo enseñan porque de pensar así solo evidenciaría lo injusto de mi Padre, muy alejado del libre albedrío. Si bien tiene el poder de hacer y en contadas ocasiones lo ha hecho, no tanto cuando el asunto tiene que ver con la salvación de personas sino para avanzar en el propósito de su Palabra, propósito y voluntad de hacer que las cosas sucedan aun antes de que ocurran. En cambio siempre me acuerdo de mi niñez, de mi tierna infancia. Y me pregunto: ¿Si he llegado hasta aquí de dónde provengo?
Para ello me tengo que retrotraer a mi infancia para dar explicación porque es en mi infancia donde empecé a conocerlo. Nadie jamás, en mis primeros años me enseñó que existía Dios, nunca nadie en mi casa me ha hablado de Dios, la vida, la muerte y la trascendencia nuestra, ni me impartieron religión, les hablo incluso antes de que me enseñasen la religión en el colegio, la oficial entonces que era la escuela postfranquista, mi madre ya tenía la pobre bastante con sacar sola cuatro hijos a delante.
Desde chico, muy pequeño, siempre he pensado, creo que entonces no lo hacía como ahora, era más feliz porque no cavilaba sino que sentía que es aún mejor que repensar que algo grande muy grande estaba por encima de mi mamá, que para mí era dios, ya sabéis. Recuerdo que cuando dios (mi mamá) me regañaba corría como llevado por demonios “a las eras”, entonces no había tanto edificio como ahora, había más campo y en las propias ciudades se podían ver las estrellas, también los cielos eran menos contaminados que ahora, uno puede apreciar en poco tiempo el deterioro de las cosas. Y ahí estaba majestuosa la Luna, blanca, grande y brillante. Sí, decidí entonces que ese sería mi dios uno al menos que no me regañase.
Creo y pensándolo ese fue mi primer encuentro con Dios, sí, su otro libro, uno no escrito por manos humanas, se abría delante de mis ojos, la propia creación de Dios, observaba ya las estrellas, en especial la Luna y sentía que algo transcendente había más allá.
Con el tiempo recuerdo en mi casa una pequeña esfera de cristal con agua, no sé de dónde vino pero ahí estaba, una de esas bolas con las que seguramente habéis jugado también, se veía un poblado y una virgen con una cara muy bonita, le dabas la vuelta y caía nieve. A partir de entonces ya tenía a quien contarle mis problemas, al menos me escuchaba ¡pensé! Les hablaba contándoles mis cosas. Sin saberlo esa fue mi manera natural de afrontar las cosas, tal vez el diagnóstico de un psicólogo infantil hubiese sido una familia difícil.
Una tarde-noche uno de esos calurosos cuando el verano era verano, en una terraza de esas que podías tomar un refresco y conversar con tus familiares y amigos. Mi atención no se fijaba en las estrellas ni en la Luna sino en la conversación que mantenía una hermana de mi madre con otros familiares que ahora no los recuerdo, hablaban de Dios ¿pero qué era eso de lo que hablaban?
Tanto me intrigó esto de un cierto dios que le pedí a mi tía que me siguiera contando cosas, así fue como poco a poco fui conociendo más, ¡llegué a preguntar tantas!, ya no tenía cuatro años sino unos diez y ante mí ya se dibujaba lo que era un plan o un propósito que explicaba todas las cosas, sabía que Dios era alguien personal, por lo cual ¿tal vez no estaba tan alejado a la hora de dirigirme a esa bonita Luna brillante? Al poco tiempo era un “ruiseñor de las “Escrituras”, cuando hablaba, esto lo hacía en contadas ocasiones, todo el mundo me escuchaba, eso creía al menos, ¡tenían que ver a mi abuela y a mi tío que cara ponían!
Empecé un estudio bíblico con un libro de color rosa pálido, sí, mi tía resultó ser testigo de Jehová. Con el tiempo me llevaba a las reuniones suyas pero a mí lo que más me gustaba era jugar a las bolas a la entrada de su salón con otros niños, aún recuerdo las excursiones que se hacían entonces al campo en autobuses completos en los cuales se cantaba, ¡qué bien me lo pasaba! Creo que desde entonces siempre en la distancia los he considerado como parte de mí sin ser ahora de ellos, es una sensación extraña pero es como si fuesen parte de mi familia.
Con el tiempo mi tía se fue a otro país, uno que está debajo de nuestros pies, en la otra parte de la Tierra, bien lejos y por cuestiones que no vienen al caso y para no extenderme mucho dejé de estudiar con ellos y después de varios años terminé mi relación con ellos.
Nunca en mi vida he sido tan feliz, salvo cuando nació mi pequeña niña, recorriendo esos seiscientos metros de ida hacia su casa y otros tantos de vuelta después del estudio bíblico. Y a la vez nunca tan desdichado cuando mi madre me decía que para que estudiaba acerca de Dios si me seguía comportando mal. Pero sé una cosa, cuando volvía de la casa de mi tía después de darme el estudio, era la persona más feliz del mundo y quería agradar a Jehová con todo mi corazón.
Mat 18:3 y dijo: "En verdad les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos.
Mat 18:4 "Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
Mat 18:5 "Y el que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí.
Cuando el tiempo pasó crecí como uno más en este mundo, sinceramente y ahora con el tiempo pienso realmente Dios siempre ha estado conmigo, a veces sin saber por qué cuando volvía a ver ese cielo estrellado volvía a recordar todas las cosas acerca de Dios que aprendí, un recuerdo que olvidaba pronto cuando mi vista se fijaba en otras cosas, porque creo realmente que “el otro también demostró en cierto modo interés por mí”, aunque otra vez por economía para no extenderme omitiré, pero sin esa ayuda y no por el suceso imprevisto me hubiese comido de un simple bocado, como un ratoncito y fin de la historia. Gracias a Dios nunca me metí , en esos años en verdaderos apuros, pero entonces comprendí que la adolescencia es muy complicada como todos sabemos. Y muchos amigos han caído de una u otra manera y ahora no están entre nosotros.
2. Mi segunda etapa.
Con unos 20 años o así, volví por mi cuenta y esta vez en busca de “ellos”. Y entonces la decepción fue con los testigos como organización, una como otras y la frustración mayúscula para mí. Aunque tal vez pudiera ser la más interesante para vosotros esta parte de mi vida para mí es la menos llamativa. Mi esperanza por entonces era la de vivir en la tierra, según sus promesas. En aquella época tuve un breve encuentro con otros grupos religiosos de los que aprendí que existía una esperanza para todos, la celestial, pero no me pareció interesante esto y ya que no lo entendía muy bien, pues lo deseché.
3. Mi tercera etapa: el presente.
Puede que por la desilusión con los tdj, por pensar que nunca llegaría a ser un verdadero discípulo de Cristo, la situación actual es que tras unos años con dificultad por problemas derivados en mi vida personal. Esto es un verdadero misterio en mí, ahora me encuentro en la misma situación inicial pero con el ánimo de no desesperar y levantarme cuantas veces sean precisas. Perdona que me haya extendido pero es lo que tiene hablar de algo tan personal.
¿Conozco a Dios?
Sé que es el Creador de todo el Universo y por lo tanto que solo a Él se debe rendir servicio sagrado y adoración. Que es un ser Personal, pero al mismo tiempo lo puede todo, lo ve todo y lo sabe todo, y por lo tanto está en todos los sitios a través de su Espíritu. Que Dios ante todo es AMOR, es compasivo y misericordioso, que es justo e imparte justicia. Que solamente ÉL da tranquilidad a mi ALMA y a mi propio SER. Mi esposa no lo sabe, es el tener a alguien cerca y a la vez lejos porque no tiene la misma sed y hambre por Dios, que muchas discusiones innecesarias entre nosotros con una simple palabra acerca de Dios se hubiese calmado cualquier disputa por el bien de los dos, al menos por mi parte.
Que es el oidor de toda oración y gracias. Recuerdo que en cierta ocasión, mi niña que tiene 3 años, me preguntó si la quería. La misma pregunta hizo estremecerme y sentirme al mismo tiempo intranquilo y triste. Pero he podido comprender a través de esa pequeña lección que nunca voy a dudar de Dios. Él siempre me escucha aunque no le hable, ÉL siempre me ve aunque me quiera ocultar o contemple otras cosas. Él me ha llevado y presentado a su Hijo, ÉL siempre ha esperado pacientemente mi vuelta, a través de su Hijo he podido conocerle mejor. Me descorazona no poder imitar ese modelo en mi vida, tal vez mi forma de ser en ciertas cuestiones, como me ocurrió de pequeño, el sentimiento de poderle desagradar, pero sé qué me va a ayudar a levantarme, porque esa es mi solicitud hacia él en mi corazón. Al mismo tiempo el pensar en mi Dios y en su Hijo me hace sentir que no debo temer a nada ni a nadie, pero a la vez me estremezco solo de pensar en el día de impartir justicia por su parte. Por eso sé que este tiempo es una dadiva y misericordia hacia todos, porque Dios no quiere que seamos destruidos. Al mismo tiempo noto como nunca he sentido antes el Espíritu de Dios y me pregunto si será así con otros. Si esta manifestación de su poder y gracia y oculta a los ojos de otros, ¿es la señal del tiempo de su venida?. Tal vez del fin de uno mismo, solo Dios lo sabe. Y por último, el conocer la vida y sacrificio de su Hijo, hace que mi vínculo hacia él sea inquebrantable. Porque de ser lo contrario ¿qué consuelo y esperanza me quedarían entonces?
Ni por enseñanza familiar, ni por genética, aunque tengo un personaje familiar “famoso” dentro de mi familia, de los tiempos de la transición española, un cura de esos que salían en la tele de Franco, cuando entonces aún los escuchaban, pero ni por educación religiosa, ni por hechos concretos en mi vida, ni por convivir con una organización religiosa he conocido a Dios, solamente eran parte, y por lo tanto como mis vivencias no las aparto y las acepto porque formaron parte de mí y ellas me han transformado, y como en el caso de Abrahán, en su recorrido puntos de paso y no de final. Y ahora y sin saberlo, defiendo y muestro mi esperanza celestial, la vuestra.
LBLA
Sal 27:10 Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá.
Saludos en el Señor.
José Mari
Cuando recibió el editor el reporte de todos los países en los cuales se había presentado el libro, comprobó como en uno de ellos un prominente neurocirujano, dejándose llevar por su entusiasmo no solo había cambiado la idea que defendía el libro sino que al parecer la omitía. Podéis imaginar que enfado cogió el editor y que pena el escritor. ¡En un solo país su libro no enseñaría el propósito para lo cual se hizo!
Es así como entiendo el regalo o la salvación que se nos da a todos por parte del Padre, la salvación por medio de la Fe, la vida eterna o la esperanza de una inmortalidad sobre la cual la muerte segunda no tiene dominio, una esperanza de ir al cielo. Algunos llevados por la confusión del momento ignoran lo que se les presenta delante. Tal vez igual que ese neurocirujano se dejan llevar. ¿Pero cómo pensáis que se sentiría alguien que con la mejor intención te hace un preciado regalo así y no lo tomas?
Es como el buen padre que decide hacer un regalo a la vez a su único hijo y al primo de su hijo. Se los pone delante, uno a su izquierda y el otro en su derecha, le dice su padre a su hijo escoge el de la derecha ya que es un premio o regalo mejor, pero su hijo llevado por el color del envoltorio decide el regalo de su izquierda. ¿No sentiría cierto pesar por su mala decisión? ¡No eligió el peor regalo sino que no escogió el mejor!
Cuando uno repara mediante la lectura bíblica en el viaje de Abrahán, un hombre que dejando una vida al parecer confortable y en seguridad, inició un viaje por la Fe por el cual se adentró en tierras extrañas viviendo y morando en el desierto sin saber a dónde iba, uno no puede pasar o al menos intentar ver el resultado del viaje personal propio, un viaje iniciático de la misma manera por la Fe ya que por su resultado al menos comprobaré por dónde voy y tal vez por gracia su final.
1. Mi inicio: ¡Conocer a Dios!
Cuando leo o me topo de bruces con textos como este:
Efe 1:5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad,
No pienso en la predestinación como algunos lo enseñan porque de pensar así solo evidenciaría lo injusto de mi Padre, muy alejado del libre albedrío. Si bien tiene el poder de hacer y en contadas ocasiones lo ha hecho, no tanto cuando el asunto tiene que ver con la salvación de personas sino para avanzar en el propósito de su Palabra, propósito y voluntad de hacer que las cosas sucedan aun antes de que ocurran. En cambio siempre me acuerdo de mi niñez, de mi tierna infancia. Y me pregunto: ¿Si he llegado hasta aquí de dónde provengo?
Para ello me tengo que retrotraer a mi infancia para dar explicación porque es en mi infancia donde empecé a conocerlo. Nadie jamás, en mis primeros años me enseñó que existía Dios, nunca nadie en mi casa me ha hablado de Dios, la vida, la muerte y la trascendencia nuestra, ni me impartieron religión, les hablo incluso antes de que me enseñasen la religión en el colegio, la oficial entonces que era la escuela postfranquista, mi madre ya tenía la pobre bastante con sacar sola cuatro hijos a delante.
Desde chico, muy pequeño, siempre he pensado, creo que entonces no lo hacía como ahora, era más feliz porque no cavilaba sino que sentía que es aún mejor que repensar que algo grande muy grande estaba por encima de mi mamá, que para mí era dios, ya sabéis. Recuerdo que cuando dios (mi mamá) me regañaba corría como llevado por demonios “a las eras”, entonces no había tanto edificio como ahora, había más campo y en las propias ciudades se podían ver las estrellas, también los cielos eran menos contaminados que ahora, uno puede apreciar en poco tiempo el deterioro de las cosas. Y ahí estaba majestuosa la Luna, blanca, grande y brillante. Sí, decidí entonces que ese sería mi dios uno al menos que no me regañase.
Creo y pensándolo ese fue mi primer encuentro con Dios, sí, su otro libro, uno no escrito por manos humanas, se abría delante de mis ojos, la propia creación de Dios, observaba ya las estrellas, en especial la Luna y sentía que algo transcendente había más allá.
Con el tiempo recuerdo en mi casa una pequeña esfera de cristal con agua, no sé de dónde vino pero ahí estaba, una de esas bolas con las que seguramente habéis jugado también, se veía un poblado y una virgen con una cara muy bonita, le dabas la vuelta y caía nieve. A partir de entonces ya tenía a quien contarle mis problemas, al menos me escuchaba ¡pensé! Les hablaba contándoles mis cosas. Sin saberlo esa fue mi manera natural de afrontar las cosas, tal vez el diagnóstico de un psicólogo infantil hubiese sido una familia difícil.
Una tarde-noche uno de esos calurosos cuando el verano era verano, en una terraza de esas que podías tomar un refresco y conversar con tus familiares y amigos. Mi atención no se fijaba en las estrellas ni en la Luna sino en la conversación que mantenía una hermana de mi madre con otros familiares que ahora no los recuerdo, hablaban de Dios ¿pero qué era eso de lo que hablaban?
Tanto me intrigó esto de un cierto dios que le pedí a mi tía que me siguiera contando cosas, así fue como poco a poco fui conociendo más, ¡llegué a preguntar tantas!, ya no tenía cuatro años sino unos diez y ante mí ya se dibujaba lo que era un plan o un propósito que explicaba todas las cosas, sabía que Dios era alguien personal, por lo cual ¿tal vez no estaba tan alejado a la hora de dirigirme a esa bonita Luna brillante? Al poco tiempo era un “ruiseñor de las “Escrituras”, cuando hablaba, esto lo hacía en contadas ocasiones, todo el mundo me escuchaba, eso creía al menos, ¡tenían que ver a mi abuela y a mi tío que cara ponían!
Empecé un estudio bíblico con un libro de color rosa pálido, sí, mi tía resultó ser testigo de Jehová. Con el tiempo me llevaba a las reuniones suyas pero a mí lo que más me gustaba era jugar a las bolas a la entrada de su salón con otros niños, aún recuerdo las excursiones que se hacían entonces al campo en autobuses completos en los cuales se cantaba, ¡qué bien me lo pasaba! Creo que desde entonces siempre en la distancia los he considerado como parte de mí sin ser ahora de ellos, es una sensación extraña pero es como si fuesen parte de mi familia.
Con el tiempo mi tía se fue a otro país, uno que está debajo de nuestros pies, en la otra parte de la Tierra, bien lejos y por cuestiones que no vienen al caso y para no extenderme mucho dejé de estudiar con ellos y después de varios años terminé mi relación con ellos.
Nunca en mi vida he sido tan feliz, salvo cuando nació mi pequeña niña, recorriendo esos seiscientos metros de ida hacia su casa y otros tantos de vuelta después del estudio bíblico. Y a la vez nunca tan desdichado cuando mi madre me decía que para que estudiaba acerca de Dios si me seguía comportando mal. Pero sé una cosa, cuando volvía de la casa de mi tía después de darme el estudio, era la persona más feliz del mundo y quería agradar a Jehová con todo mi corazón.
Mat 18:3 y dijo: "En verdad les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos.
Mat 18:4 "Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
Mat 18:5 "Y el que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí.
Cuando el tiempo pasó crecí como uno más en este mundo, sinceramente y ahora con el tiempo pienso realmente Dios siempre ha estado conmigo, a veces sin saber por qué cuando volvía a ver ese cielo estrellado volvía a recordar todas las cosas acerca de Dios que aprendí, un recuerdo que olvidaba pronto cuando mi vista se fijaba en otras cosas, porque creo realmente que “el otro también demostró en cierto modo interés por mí”, aunque otra vez por economía para no extenderme omitiré, pero sin esa ayuda y no por el suceso imprevisto me hubiese comido de un simple bocado, como un ratoncito y fin de la historia. Gracias a Dios nunca me metí , en esos años en verdaderos apuros, pero entonces comprendí que la adolescencia es muy complicada como todos sabemos. Y muchos amigos han caído de una u otra manera y ahora no están entre nosotros.
2. Mi segunda etapa.
Con unos 20 años o así, volví por mi cuenta y esta vez en busca de “ellos”. Y entonces la decepción fue con los testigos como organización, una como otras y la frustración mayúscula para mí. Aunque tal vez pudiera ser la más interesante para vosotros esta parte de mi vida para mí es la menos llamativa. Mi esperanza por entonces era la de vivir en la tierra, según sus promesas. En aquella época tuve un breve encuentro con otros grupos religiosos de los que aprendí que existía una esperanza para todos, la celestial, pero no me pareció interesante esto y ya que no lo entendía muy bien, pues lo deseché.
3. Mi tercera etapa: el presente.
Puede que por la desilusión con los tdj, por pensar que nunca llegaría a ser un verdadero discípulo de Cristo, la situación actual es que tras unos años con dificultad por problemas derivados en mi vida personal. Esto es un verdadero misterio en mí, ahora me encuentro en la misma situación inicial pero con el ánimo de no desesperar y levantarme cuantas veces sean precisas. Perdona que me haya extendido pero es lo que tiene hablar de algo tan personal.
¿Conozco a Dios?
Sé que es el Creador de todo el Universo y por lo tanto que solo a Él se debe rendir servicio sagrado y adoración. Que es un ser Personal, pero al mismo tiempo lo puede todo, lo ve todo y lo sabe todo, y por lo tanto está en todos los sitios a través de su Espíritu. Que Dios ante todo es AMOR, es compasivo y misericordioso, que es justo e imparte justicia. Que solamente ÉL da tranquilidad a mi ALMA y a mi propio SER. Mi esposa no lo sabe, es el tener a alguien cerca y a la vez lejos porque no tiene la misma sed y hambre por Dios, que muchas discusiones innecesarias entre nosotros con una simple palabra acerca de Dios se hubiese calmado cualquier disputa por el bien de los dos, al menos por mi parte.
Que es el oidor de toda oración y gracias. Recuerdo que en cierta ocasión, mi niña que tiene 3 años, me preguntó si la quería. La misma pregunta hizo estremecerme y sentirme al mismo tiempo intranquilo y triste. Pero he podido comprender a través de esa pequeña lección que nunca voy a dudar de Dios. Él siempre me escucha aunque no le hable, ÉL siempre me ve aunque me quiera ocultar o contemple otras cosas. Él me ha llevado y presentado a su Hijo, ÉL siempre ha esperado pacientemente mi vuelta, a través de su Hijo he podido conocerle mejor. Me descorazona no poder imitar ese modelo en mi vida, tal vez mi forma de ser en ciertas cuestiones, como me ocurrió de pequeño, el sentimiento de poderle desagradar, pero sé qué me va a ayudar a levantarme, porque esa es mi solicitud hacia él en mi corazón. Al mismo tiempo el pensar en mi Dios y en su Hijo me hace sentir que no debo temer a nada ni a nadie, pero a la vez me estremezco solo de pensar en el día de impartir justicia por su parte. Por eso sé que este tiempo es una dadiva y misericordia hacia todos, porque Dios no quiere que seamos destruidos. Al mismo tiempo noto como nunca he sentido antes el Espíritu de Dios y me pregunto si será así con otros. Si esta manifestación de su poder y gracia y oculta a los ojos de otros, ¿es la señal del tiempo de su venida?. Tal vez del fin de uno mismo, solo Dios lo sabe. Y por último, el conocer la vida y sacrificio de su Hijo, hace que mi vínculo hacia él sea inquebrantable. Porque de ser lo contrario ¿qué consuelo y esperanza me quedarían entonces?
Ni por enseñanza familiar, ni por genética, aunque tengo un personaje familiar “famoso” dentro de mi familia, de los tiempos de la transición española, un cura de esos que salían en la tele de Franco, cuando entonces aún los escuchaban, pero ni por educación religiosa, ni por hechos concretos en mi vida, ni por convivir con una organización religiosa he conocido a Dios, solamente eran parte, y por lo tanto como mis vivencias no las aparto y las acepto porque formaron parte de mí y ellas me han transformado, y como en el caso de Abrahán, en su recorrido puntos de paso y no de final. Y ahora y sin saberlo, defiendo y muestro mi esperanza celestial, la vuestra.
LBLA
Sal 27:10 Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá.
Saludos en el Señor.
José Mari
Invitado- Invitado
Gracias
Buenas tardes hermana.
Te doy las gracias por tu respuesta.
El libro era: “De Paraíso Perdido a Paraíso recobrado".
JM
Te doy las gracias por tu respuesta.
El libro era: “De Paraíso Perdido a Paraíso recobrado".
JM
Invitado- Invitado
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